Hola,
Hace días que le doy vueltas al tema …
Había escrito un post en la línea editorial de los de semanas pasadas: los sueños. Lo había guardado en una carpeta, en el ordenador, casi listo y a punto para ser compartido. Solo le hacía falta una imagen, un último repaso y …
Una circunstancia de última hora hizo que no pudiera estar en el lugar adecuado en el momento preciso y, aquel imprevisto me hizo reflexionar y cambiar de opinión.
Un aeropuerto, un adiós, un abrazo con el que quieres decir mucho, un avión que despega y un montón de pensamientos que dan vueltas como abejas en un enjambre.
Tal vez debería haberte avisado. Tal vez debería haberte escrito para comentártelo y decirte que necesitaba darle forma a todas esas reflexiones.
Me sabe mal no haberlo hecho pero, ya me tienes aquí de nuevo.
Hay personas que prefieren más el frío que el calor, el invierno al verano y al revés. A mi, me gustan todas las estaciones del año, pues pienso que las cuatro tienen cosas bonitas a las que me sabría mal tener que renunciar.
¡Me gusta el otoño! El cambio que experimenta el paisaje con toda la gama de tonos amarillos, marrones y rojizos. En Estados Unidos lo llaman “indian summer”.
Tuve la suerte de vivir unos meses en Boston, y te aseguro que el paisaje de Nueva Inglaterra, en aquella época del año, no me dejó indiferente. Pero no hace falta ir tan lejos. Bosques de hoja caduca hay en muchos sitios.
¡Me gusta el invierno! La sensación de frío cuando salgo de casa temprano, por la mañana, y la temperatura está por debajo de cero. Ponerme una chaqueta de abrigo, un buen calzado, guantes y gorro de lana, y seguir como si nada.
Ver nevar me hace experimentar emociones que algún día intentaré describir. No importa los años que haga que ves caer esos copos blancos, inmaculados … cada vez que te acercas a la ventana y miras al cielo, te quedas boquiabierto contemplando el espectáculo. Sabes de sobra que existe una explicación científica, pero no por ello pierde la magia. La sensación siempre es diferente.
¡Me gusta la primavera! La explosión de colores. El despertar del letargo. El tiempo inestable que tan pronto te regala días de sol con temperaturas que invitan a dejar de lado la ropa de abrigo, como días de tormentas y chubascos.
Y el verano … ¡Me gusta el verano! El calor ya es otra cosa, pero ¿qué sería de un verano sin calor?
Me gusta el verano porque me trae muchos y buenos recuerdo: de fin de curso; de despedidas de compañeros de clase; de reencuentros con amigos; de fiestas mayores; de noches al aire libre; de restaurantes con terracita; de piscinas descubiertas; de días de acampada; de vacaciones; de trenes de cercanías para ir a la playa; de sandalias y pantalones cortos; de vestidos de tirantes; de piel dorada por el sol; de cerveza con limonada, de helados; de melón y sandía; de ensaladas y comidas frías; de despertar con los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana poco después de las seis de la mañana; de días largos a los que les cuesta oscurecer …
Cuando era adolescente, me parecía que en verano se podía hacer de todo. Lo veía como como un tiempo diferente. Unos meses para vivirlos intensamente, y después, conservar todos aquellos recuerdos hasta el verano siguiente.
Ahora, con unos cuantos años de más, sigo pensando lo mismo.
Te confesaré que es la época del año en que estoy más activa. Trabajo, hago más actividades el fin de semana, estoy más tiempo al aire libre, encuentro más ratitos para los amigos, me acuesto más tarde, quedo con más gente, hago vacaciones, paso más horas con mi familia … y la energía y la fuerza que me da el sol, siguen haciendo que crea que en verano todo es posible.
Laura, la protagonista de la novela “Nosaltres dos” (“Nosotros dos”), de Xavier Bosch, le decía a Kim “… ¿Sabes de qué me di cuenta, en Inglaterra? Que se levantan y miran por la ventana para ver si hace sol. Nosotros, aquí, nos levantamos y corremos a levantar la persiana para ver si llueve. El clima nos hace ser diferentes. Por eso es lógico que en los países donde hace buen tiempo, tengamos artistas. Siempre es agosto. Aquí nos inspiramos en los colores, en la vida en la calle. En los países fríos, en cambio, tienen filósofos y gente que piensa. Si hace sol, no se puede pensar, hay que salir para celebrarlo.”
Tal vez solo es cuestión de actitud. Habrá quien diga que el resto de las estaciones del año tienen el mismo número de días que la que empieza el 21 de junio y termina el 21 de septiembre, y que por tanto, también todo debería de ser posible.
Tu ya me conoces, y sabes que lo que te acabo de explicar es solo mi opinión.
Sea como sea, es un tiempo de oportunidades que no hay que desaprovechar.
¿Tu qué opinas? ¿Cómo vives tu el verano?
¿Te has sentido identificado con alguno de mis recuerdos?
¿Por qué no me lo explicas? Me encantará leerte.
¡Te espero en los comentarios!
Un abrazo,
Susana
La fotografía que ilustra el post la hice desde lo alto de un globo, en Goreme (Turquía). Uno de los mejores amaneceres que he visto en mi vida.
2 comentarios
Como siempre leer tus post son una auténtica delicia. Me encantan. Besos
Hola Gema,
Lo correcto sería empezar excusándome por el retraso de mi respuesta.
Lo divertido sería escribir un post entero contándote con todo detalle el porqué de este retraso, y todo lo ocurrido desde tu comentario hasta el día de hoy.
Lo que de verdad me apetece, es darte las gracias por tus palabras, por tu amistad, por ser como eres y por estar siempre aquí.
Un beso,