¡Hola!
¿Has leído el post anterior en el que te hablo un poco sobre qué es para mí emprender y sobre la actitud del emprendedor? Espero que lo hayas hecho y sino ya sabes que puedes hacerlo en cualquier momento, incluso ahora mismo. Tómate tu tiempo. Voy a seguir aquí esperándote mientras haces esa lectura.
Hace unos días no pude evitar oír una conversación, que me resulta muy oportuna, para acompañar el tema de hoy .
A veces, cuando estoy fuera de casa y necesito desconectar, a parte de pasear, ver el mar si puedo y perderme por esas callejuelas con encanto que hasta los pueblos más pequeños tienen, me gusta rodearme de libros y qué mejor que una librería para hacerlo. Pasearme por los pasillos, por las diferentes secciones, coger alguno, abrir sus páginas, olerlas, leer algunas líneas y dejar que mi imaginación haga el resto.
Adoro esas librerías con espacios para sentarse, esas con sofás cómodos y mullidos que te invitan a dejarte caer en ellos y en los que pierdes la noción del tiempo.
Hoy no te voy a hablar de esas librerías, sino de la conversación que les oí a tres chicas, que se sentaron justo en la mesa de al lado.
Yo había pedido un café y mientras ojeaba un mapa del Peloponeso, pensando ya en una ruta para las próximas vacaciones, empezaron su conversación sobre blogs y páginas web. Seguro que les gustaba viajar, no creo que hubieran escogido una librería especializada en viajes para ese encuentro, de no ser así. La conversación se iba animando, una era más experta que las otras dos en el tema, hablaban de páginas, de diseños, de portadas y secciones, de dinero invertido, comparaban webs …s
Una de ellas comentó “Hace algunos meses alguien me dijo que yo no era nadie porqué no estaba visible en el “mundo virtual”, en las redes sociales… No me lo tomé mal, pero lo primero que pensé fue que esa persona no me conocía. Sé el nombre de todos mis vecinos y ellos el mío. No utilizo casi nunca el ascensor del edificio por si me encuentro con alguno tener la oportunidad de saludarle. Voy andando al trabajo, en un trayecto de apenas 10 minutos y son unas cuantas las personas con las que me cruzo y que conozco, a las que puedo desearles buenos días y después pronunciar su nombre. No hace muchos días estuve merendando con una amiga en una cafetería del pueblo. Hablé con todos los clientes que estaban sentados en cinco de las mesas del local y a más de uno le saludé con un abrazo y un par de besos. esto es sólo un ejemplo de un día cualquiera. ¿Es necesario que siga? ¿De verdad creéis que no soy nadie?”. Las respuestas de sus compañeras de mesa no se hicieron esperar. La conversación fue muy pero que muy interesante, tanto, que con el permiso de las tres, me sumé a ella.
No sé si estás empezando, si estás pensando en hacerlo o si ya lo has hecho. Ni si estás visible o no en este “mundo virtual”. Tómate tu tiempo, haz las cosas a tu ritmo, en compañía y hazlas bien. Pueden ser varias las razones que te impidan estar ahora mismo aquí, “visible”, pero esa no es la única manera de empezar tu proyecto, hay otras muchas.
No olvides que tu si eres alguien y probablemente alguien importante para muchas personas.
Detrás de cada web, de cada blog, en función de lo que ofrezcan, vendan o compartan, hay una historia personal, búscala y cuando la encuentres, trata de identificarte con la que mejor se adapte a ti. Escucha esa voz sincera que te dirá como han sido su inicios (la mayoría de las veces nada fácil), como está resultando de duro mantenerse donde está (horas y horas de trabajo para ofrecer siempre lo mejor, dedicación, inversión, etc.), escúchale también cuando te hable de la parte gratificante (pues si no la hay, no merece la pena), y para terminar toma nota de sus conclusiones y de su proyecto de futuro (ya sea en forma de nuevos productos, cursos, ampliaciones, etc.). Las experiencias de otros siempre ayudan sean positivas o no.
No es fácil estar aquí. Yo he necesitado meses de trabajo, de dudas, de aprender, de dejarme asesorar y por supuesto de hacerlo acompañada de una profesional, pero mi proyecto empezó muchísimo antes que todo esto. Ahora me queda un largo camino por recorrer y me gustaría hacerlo contigo.
No te dejes engañar por lo que veas en la página de inicio de un blog o de una web.
A mi me gusta ver la trastienda, el almacén, lo que hay detrás. Puede impresionarme un escaparate, por supuesto, pero para decidirme necesito algo más.
Yo era la chica de la mesa a la que hace unos meses alguien dijo que no era nadie porque no estaba visible en este “mundo virtual”.
Si tu has tenido una experiencia parecida a la mía, o por el contrario, completamente diferente, ya sabes que puedes contármela y estaré encantada de escucharte.
Un abrazo.